jueves, 14 de marzo de 2024

LAS PALABRAS CONSTRUYEN O DESTRUYEN

 



Poco nos detenemos a observar cómo nuestras palabras impactan. Podemos estar tan acostumbrados a expresar de cierta manera sin reflexionar en lo que las palabras, el tono y la situación en que las decimos generan efectos en los otros. Y los efectos más importantes son los que ocurren dentro de la familia, porque es en la familia en donde la mayoría de la gente aprendió una manera de expresarse y construyó los cimientos de su autoestima.

La comunicación es básica para la convivencia y las personas comunicamos todo el tiempo, pero ¿qué construyen o destruyen las palabras?  Pues bien, ciertas palabras tienen impacto sobre la seguridad personal y sobre nuestra relación con los demás. Palabras que implican juicios, etiquetas e insultos que causan dolor; o los gritos, reproches y amenazas que dan miedo, nada tienen que ver con un ambiente familiar propicio para el desarrollo y el bienestar.

Queriendo educar, o corregir a los hijos no se justifica lastimarlos, aunque hayan cometido errores. La educación responsable construye la autoestima y fortalece relaciones de confianza. El aprendizaje está más influenciado por nuestro ejemplo como adultos que por múltiples regaños y maltrato. Límites y consecuencias sí, son necesarios, pero acordes a la edad y planteadas con dignidad para los menores, relacionadas con algo específico que se requiere enseñar, no como un acto de frustración o desquite.

Analicemos algunos ejemplos. En lugar de decir: “Eres un tonto porque sacaste malas calificaciones”, mejor decir “Veo que tus calificaciones fueron bajas, ¿qué necesitas para mejorar?”  Evitar decir: “Eres un flojo”, mejor: “No has estado cumpliendo con tu responsabilidad, te pido que recojas tu cuarto”. Cambiar el “Siempre te portas mal “ por: Eso que hiciste no estuvo bien, te pido que no lo repitas”.  Se trata de no poner etiquetas, y se busca motivar, formar hábitos, generar confianza y respeto. Recordemos que en los primeros años los niños se ven a sí mismos a través de los ojos de sus padres o de los adultos que están a cargo.

Esto de comunicar constructivamente es un arte que inicia con la observación de lo que hacemos y decimos para que sea congruente con nuestros sentimientos y visión del futuro. Vale la pena resolver las propias heridas de la infancia, desechar estilos que no nos ayudan y que pudieron causarnos daño a nosotros mismos.

Cuatro ideas que pueden ayudar para que nuestras palabras sean más constructivas:

  • Hacer una pausa, evitando comunicar cuando nuestras emociones de enojo sean muy intensas.
  • Poner atención al volumen de nuestra voz. Las palabras pueden ser poderosas sin necesidad de gritar.
  • Practicar el cambio de adjetivos (etiquetas) por descripciones de la conducta.
  • Transmitir aprecio aunque estemos regañando o corrigiendo una conducta.


LAS PALABRAS CONSTRUYEN O DESTRUYEN

  Poco nos detenemos a observar cómo nuestras palabras impactan. Podemos estar tan acostumbrados a expresar de cierta manera sin reflexion...